e-commerce, para los que quieren comerse el mercado

Te voy a contar una historia. Cierto día, alguien tuvo una idea: abrir una tienda de (inserta aquí lo que se te ocurra) y hacerse rico porque… ¡Porque el producto es bueno y a la gente le va a gustar, claro que sí! Ese alguien abrió la tienda y durante un par de meses no fue mal la cosa… Hasta que dejó de ser novedad. Entonces el tiempo siguió avanzando más allá de lo prudencial y los ahorros desaparecieron en los gastos lógicos de cualquier tienda: luz, agua, alquiler del local, ¿publicidad? Ante la falta de liquidez y el miedo a las deudas, nuestro protagonista tuvo que cerrar su tienda de (vuelve a insertar aquí lo que se te ocurra). Tal vez ese alguien ya ha encontrado trabajo y vive feliz. A lo mejor aún no ha abierto la tienda. Tal vez lleva un par de meses sin tener ingresos y ve que el dinero se acaba. Tal vez, tal vez, tal vez… Quizá te suena esta historia, tal vez te duele porque te ha pasado a ti… Tal vez debiste, debes, deberías, conocer el e-commerce.

¿Qué es eso de e-commerce?

Según Wikipedia: actividad económica que permite el comercio de diferentes productos y servicios a partir de medios digitales, como páginas web, aplicaciones móviles y redes sociales. Por medio de la red virtual, los clientes pueden acceder a diversos catálogos de marcas, servicios y productos, en todo momento y en cualquier lugar.

Según los entendidos: comercio que gestiona los cobros y pagos a través de medios electrónicos.

Según Creativia: única forma de potenciar tu idea de negocio, sin invertir más dinero de la cuenta, con la que puedes llegar a lugares inalcanzables desde el salón de tu casa.

Literalmente, significa comercio electrónico. No sé, ata cabos.

Independientemente de la definición con la que te quedes, debes entender, y seguro que te has dado cuenta ya, que si quieres tener un embudo de venta mayor que el que te puede dar la mejor ubicación del mundo debes no solo tener presencia en internet, sino ofrecer la oportunidad de obtener tus productos a través de este invento tan loco llamado Internet.

¿Qué tipos de comercio electrónico existen?

Hay diferentes formas de e-commerce. Aquí voy a intentar explicártelas todas, pero siempre es posible que se me pase alguna: nadie es perfecto.

¿Quién vende? (¿y quién compra?)

Según el vendedor y, quizá más importante, según el comprador, estaremos hablando de un tipo de negocio o de otro:

    • B2C, que es la abreviación de Business to Consumer. Es de las formas más antiguas de compraventa; empresas venden de manera directa a consumidores finales su producto o servicio. Es la más conocida. No te voy a dar ejemplos, porque seguro que conoces algunos.
    • C2C, o, lo que es lo mismo, Consumer to Consumer. En este caso, una empresa facilita la venta de productos de unos consumidores a otros. Seguro que se te ocurren algunos ejemplos si te digo que se tratan de empresas intermediarias entre usuarios que quieren comprar o vender entre ellos productos nuevos o de segunda mano.
    • B2B, un mercado que igual no conoces (o sí, pero no sabías cómo se llamaba) es el Business to Business. Se trata de empresas cuyos clientes finales son otras empresas u organizaciones. Aquí si te voy a dar ejemplos; proveedores de materiales a empresas que ofrecen un servicio gracias a dichos materiales.
    • C2B, que es el  Consumer to Business. Aquí hablo de, seguro que los conoces, portales en que los prosumidores (consumidores de algo que a la vez producen) publican un producto o servicio y las empresas pueden pujar por ellos. El portal Freelancer es un perfecto ejemplo de ello.

¿Cómo se vende?

Ya tenemos los quiénes, ahora vamos al cómo. El cómo es la forma en la que se generan los ingresos o la manera en que se produce el intercambio de bienes. De esta forma tenemos:

    • Marketplace. La tienda de las tiendas. En estas webs, diferentes vendedores ofrecen sus productos.
    • Servicios. Porque no todo son productos materiales, existen otras cosas, ¿vale? Hay mentorías, formaciones, asesorías y demás intercambios tiempo-dinero.
    • Membresía. Este formato funciona con suscripciones periódicas, ofreciendo la oportunidad de recibir el mismo producto regularmente o diversos productos según necesidades.
    • E-commerce de afiliación. En este caso, la tienda no envía el producto, sino que redirige a otra dirección web desde la cual se cierra la venta a cambio de una comisión.
    • Tienda online de productos propios. Que es el formato más conocido y más parecido a abrir una tienda física.
    • Dropshipping. De cara al cliente parece una tienda normal, con la salvedad de que la web donde se compra el producto no es la web que lo envía, sino un tercero con sus propios almacenes o fábricas.

Hasta aquí las explicaciones teóricas, ya conoces los tipos de comercio y la forma de ejercerlos.

Seguro que a lo largo de las explicaciones se te ha ocurrido alguna que otra idea o has situado tu proyecto en alguna las casillas citadas más arriba, es normal. Con todo, el e-commerce tiene sus pros y contras:

Pros del e-commerce

  • La ventaja más importante, sobre todo para mí, es que no tiene horarios. Nadie trabaja 24 horas al día, Internet sí. Una tienda tiene un horario comercial de ¿cuánto?, ¿diez horas? Pues eso. La web está abierta en todo momento, por lo que no discrimina a quien tiene complicado ir a según qué horas. Lo que me lleva al siguiente punto.
  • Más clientes. Es una consecuencia lógica, ¿no crees? Evidentemente, no todo es abrir y esperar. Hace falta alguna campaña de marketing y tal, pero ningún formato de comercio llega más lejos que el e-commerce; te pueden estar comprando desde el bloque de al lado y desde un punto diametralmente opuesto del planeta ¡a la vez!
  • Menor coste. De entrada te ahorras el alquiler del local, la luz del local, las licencias de actividad del local… ¿Has visto que el denominador común en el gasto es el local? Déjalo libre para que abran ahí un Starbucks, que ahora están por todas partes, y en los descansos te pasas por ahí a celebrar tus ventas. Y, bueno, consecuencia directa de la disminución de costes es…
  • ¡Más margen de beneficio! ¿A que tiene sentido? Yo diría que de esta ventaja no tengo que explicar nada más.
  • Productividad o, utilizando la palabra que está tan de moda, escalabilidad. También puedes llamarlo eficiencia. ¿A cuántos clientes puedes estar atendiendo a la vez en una tienda física? Todo depende del número de empleados que tengas. ¡En un e-commerce eso da igual! Puedes vender a dos, cinco, cincuenta o mil personas a la vez, ¡todas las que tu servidor pueda soportar!

Contras del e-commerce

No todo el monte es orégano, colega. En todos sitios cuecen habas. Y si todo fuese fácil, todo el mundo montaría un e-commerce.

Ahora, tampoco son desventajas insalvables:

  • No es llegar y besar el santo. Tienes que darte a conocer y eso conlleva invertir tiempo. El escaparate de internet es más o menos como el mercado del plano alternativo de Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas: casi infinito, por lo que lleva tiempo hacerse ver.
  • Competencia inabarcable. No cuesta prácticamente nada montar un e-commerce, de ahí que tanta gente se haya lanzado a probar suerte.
  • Aspectos técnicos. Como puede ser la necesaria conexión a Internet o conocimientos concretos sobre ciertas tecnologías.

Resumen; si quieres abrir una tienda, plantéate la idea del e-commerce porque te puede salvar la economía.

Vale, sí, hay alguna que otra desventaja. Me pregunto si existirá alguna agencia de marketing digital que te pudiese ayudar