¿Sabes cuál es una de las vías más rápidas para fracasar en tu estrategia publicitaria? ¡Te presentamos el Outbound Marketing!

Outbound Marketing (o cómo ganarse el odio de un público que no logras segmentar)

“Solo te voy a robar diez segundos de tu tiempo para contarte cómo logré aprender veintisiete idiomas en quince minutos”, o “Puedes ganar cinco mil euros al mes con este sencillo truco. En mi masterclass gratuita y mi curso de mil pavazos te enseño a hacerlo. Voy a hacer que ganes pasta, pero antes necesito tu dinero”. ¿Te suena este tipo de entradillas? Seguro que sí, copan el inicio de los vídeos (o se cuelan en mitad de ellos, lo cual es peor) en Youtube. Seguro que también conoces el clásico “Volvemos en siete minutos” en el cual te colaban un desfile de anuncios que no te interesaban, pero lograban hacerte olvidar qué película estabas viendo (gracias Netflix, HBO y Amazon Prime por llegar a nuestras vidas). Por si no estás pillando el fondo de esta entradilla: hoy vamos a hablar del Outbound Marketing, el motivo por el que te planteas pillar suscripciones premium en Youtube y Spotify.

Outbound Marketing, sí. ¿Te suena? Ya habrás deducido que debe tratarse de la publicidad en sí misma… y así es, con ciertas salvedades… But! Somos una Agencia de Marketing Digital: Tenemos que demostrar que controlamos los conceptos de nuestro mundo y podemos explicarlos de forma sencilla para que los amateurs lo entiendan bien (y los expertos piensen “¡chapó!”).

¿Qué es el Outbound Marketing?

Dicho con pocas palabras es el método de marketing tradicional, el de toda la vida, el que está ahí desde que existe el fuego. Su denominación moderna (la actual, Outbound Marketing) responde al nacimiento del Inbound Marketing (que surge en el momento en que vieron la cara del público cuando se le gritaba al oído las bondades de X producto) y la consiguiente necesidad de diferenciar ambos conceptos.

Cabe decir que esta metodología ha funcionado durante siglos (que sí, hombre, no hace falta que lo compruebes), pero los tiempos cambian y debemos adaptarnos.

Inbound Marketing y Outbound Marketing no son excluyentes. De hecho, una estrategia que los combine, o que inboundice el marketing tradicional, puede ser un arma muy poderosa.

¿Qué elementos caracterizan a esta metodología?

¿Te suena el término infoxicación? Es un concepto contemporáneo que viene a explicar la saturación que sentimos al intentar procesar todos los impactos informativos que recibimos a lo largo del día. Está formado por las palabras información+intoxicación.

Pues el Outbound Marketing contribuye a esa infoxicación:

  • La comunicación es unidireccional. De forma que el potencial consumidor no tiene forma de dar un feedback que permita al emisor saber si está enfocando bien o mal su estrategia (o la publicidad en sí misma), por lo se puede ir olvidando de seguir métricas de interacción.
  • No se enfoca en segmentos. No discrimina, es como la lluvia: riega las flores y te estropea el peinado a la vez. Ya ves, pros y contras a partes iguales.
  • Solo busca vender. Vale, el Inbound Marketing también busca vender; pero no a costa de andar molestando a nadie. El evidente enfoque comercial que tiene el Outbound Marketing directamente te previene porque, en fin… A ver qué me quieres vender ahora…

Como ves, el Outbound Marketing es arcaico a día de hoy; mientras el que Inbound Marketing (del cual hablaremos en el próximo artículo) supone la evolución de un concepto que, a las claras está, necesitaba mejorar.

Con todo, es necesario saber de donde venimos para saber a dónde vamos. Por lo que conocer las claves de nuestros mayores nos allanará el camino: No desprecies algo por ser anterior o estar casi obsoleto, porque dio origen a lo que tenemos hoy.